Descubre la agonía de Carlos II: los últimos días del rey más enfermo de España
La historia de Carlos II de España, conocido como el Rey Hechizado, es un relato repleto de tragedia, intriga y decadencia. Su reinado, que se extendió desde 1665 hasta 1700, estuvo marcado por una serie de desastres personales y políticos que culminaron en su dolorosa muerte, una agonía que refleja el ocaso de la Casa de Habsburgo en la península ibérica. En este artículo, exploramos los últimos días de Carlos II, su lucha contra enfermedades devastadoras y el legado sombrío que dejó tras de sí.
El sufrimiento de un rey marcado por la enfermedad
Desde su infancia, Carlos II fue víctima de una serie de enfermedades que afectaron gravemente su salud física y mental. Nacido en 1661, era el hijo de Felipe IV y Mariana de Austria, y su linaje estaba marcado por siglos de endogamia, lo que resultó en una serie de problemas genéticos. Según los cronistas de la época, su aspecto era desolador: tenía una mandíbula prominente, problemas de movilidad y, a menudo, luchaba contra episodios de epilepsia y otros trastornos.
En un informe de 1697, el médico real Francisco López de Mendoza documentó la fragilidad del rey y sus constantes sufrimientos, lo que generó preocupación en la corte. A pesar de su posición, Carlos II era un prisionero de su propio cuerpo, lo que lo llevó a ser conocido como "el Hechizado". La grandeza de la Casa de Habsburgo contrastaba dramáticamente con la decadencia que experimentaba su monarca.
Los últimos días de Carlos II y la intriga política
El deterioro de la salud de Carlos II se hizo alarmantemente evidente a finales del siglo XVII. En 1700, su estado se volvió crítico: sufría de fiebre, pérdida de peso extrema y una notable incapacidad para gobernar. Durante este periodo crucial, la corte se vio inmersa en intrigas políticas mientras los nobles y cortesanos buscaban posicionarse para el inevitable vacío de poder que seguiría a su muerte.
El mismo año, el 9 de noviembre de 1700, el rey redactó su testamento, que reveló la desesperación que sentía. Nombró como su sucesor al nieto de Luis XIV de Francia, Felipe de Anjou, lo que desató una ola de pánico entre las potencias europeas y dio inicio a la Guerra de Sucesión Española. La decisión de Carlos II refleja no solo su impotente condición, sino también un acto de desesperación por asegurar el futuro del imperio español en un momento de gran fragilidad.
La muerte del rey y su legado sombrío
El 1 de noviembre de 1700, Carlos II, tras una agonía prolongada, murió en el Palacio Real de Madrid, a la edad de 39 años. Su deceso representó no solo la pérdida de un rey, sino el final de una era. La Casa de Habsburgo, que había sido un símbolo de poder y gloria en Europa, ahora se encontraba en una situación desesperada, enfrentando la posibilidad real de la fragmentación del imperio español.
Los contemporáneos de Carlos II, incluidos historiadores y cronistas, lo recordaron como un monarca triste y atormentado. "La muerte fue la única liberación que encontró", escribió el cronista del siglo XVII, Juan Antonio de Rojas, quien también documentó las extravagantes ceremonias que rodearon su entierro. En su funeral, los lujos de la corte se mostraron en su máxima expresión, mientras que el país se hundía en la crisis.
Un rey en la historia: Carlos II y su impacto en Europa
La figura de Carlos II sigue siendo objeto de estudio y fascinación. Su muerte no solo marcó el fin de la dinastía Habsburgo en España, sino que también alteró el equilibrio de poder en Europa. La Guerra de Sucesión Española, que estalló poco después de su deceso, fue un conflicto masivo que involucró a las principales potencias de la época, poniendo de manifiesto cómo la agonía personal de un rey puede tener repercusiones internacionales devastadoras.
El legado de Carlos II es uno de decadencia y tragedia, un recordatorio de las complicaciones que surgen de la endogamia y la debilidad del liderazgo. Su historia es un símbolo de la lucha entre la grandeza y la ruina, un reflejo de cómo un solo individuo, atrapado en su propio sufrimiento, puede cambiar el curso de la historia.
Hoy en día, el estudio de Carlos II no solo ilumina los aspectos más oscuros de la historia española, sino que también plantea preguntas sobre el poder, la salud y la política, temas que resuenan en la historia hasta nuestros días. La agonía de un rey enfermo se convierte así en una lección sobre la fragilidad del poder y la inevitabilidad del destino.